Tu historia es:
Las historias son poderosas pues son una fuente de sabiduría universal. Y, nosotros somos los héroes y heroínas de nuestras vivencias; venimos de muy lejos, inmersos en nuestra propia travesía con muchas historias que contar.
Pero, a veces, las cotidianidades y las dudas nos frenan la creatividad y la voz. Nos resistimos al llamado de nuestros dones. Este es un espacio donde reclamar tu voz. En un ambiente y tiempo donde nos han inculcado que el resultado es más importante que la travesía y que hay que esconder nuestra fuerza, sobre todo en países a los que emigramos, comenzar a escribir las verdades requiere agallas y mucha fe.
Visita mi apartado llamado Para tu travesía, donde encontrarás ejercicios de escritura para explorar tu viaje por esta vida, hurgar en tus historias y vivencias, y comenzar a escribirlas y compartirlas.
En mi bitácora, El desorden de mis días, comparto mi periplo de huir de Venezuela, emigrar al Canadá y armar una vida nueva a través del placer y sanación de escribir.
Universal y
única
Puede parecer contradictorio, pero la experiencia humana trasciende culturas, razas, sexo, religión y política. Existen más de siete billones de personas con los mismos anhelos, sueños, dudas y miedos.
Tú eres la única persona que puede contar tu historia para conectar tu energía universal.
Verdad y
legado
Tus vivencias son reales y vale la pena contarlas para que otros aprendan de tus lecciones y epifanías.
Ayudar a otros a ver el mundo de una manera distinta es tu legado para una vida mejor.
Contar tu historia de manera honesta y honorable te sostiene y le da sentido a todo.
Sanación y crecimiento
Escribir no es escapar; requiere mucha reflexión para recoger tus huesos y conjurar valentía para trascender.
El resultado es una vida más auténtica, llena de perdones y gratitudes; una veida más feliz, sana y creativa.
Tu Superpoder
Compartir vivencia difíciles, con todo y sus lecciones, requiere vulnerabilidad y humildad para reconocer tu camino.
Y es precisamente ahí donde encuentras el poder de seguir adelante y de reconocerte como el héroe o heroína de tu propia historia, de tu propia vida.