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La Musa y el Escribano



Comencé a leer el libro "The Writer's Process" (El proceso del escritor) de Anne Janzer, pues ando investigando el asunto de cómo funciona la mente de quien escribe. Quizás para comprender mejor el por qué, a veces, mi cerebro se rebela contra mí al sentarme frente a la pantalla.


Janzen parte de la premisa de que, para escribir, son necesarios los comportamientos críticos : Atención, foco, fluidez, creatividad, autodisciplina y mentalidad. Y lo más interesante es que en cada uno de esos procesos, entran en juego dos personajes que moran en la mente del escritor, y que son diametralmente opuestos. Ella los llama La Musa y el Escribano.



Por una parte, escribir bien requiere foco y disciplina, con sistemas mentales de un escribano. quien usa destrezas verbales y de edición, busca todo gramaticalmente correcto, cumple con las fechas tope y completa el trabajo. Es lo que el Escribano hace mejor. Vive en el hemisferio izquierdo del cerebro; esa parte que tiene que ver con el orden de las cosas; análisis. pensamiento lineal, cálculos, la lógica. Sí, suena aburrido y soso.


La Musa, por su lado, personifica la intuición, la creatividad y la empatía. Ella mora enter los pliegues del lado derecho del cerebro, desde donde explora conexiones desconocidas y formas nuevas de ver los temas. Se emociona con los ritmos, la visualización y los sentidos. Pero es voluble e indisciplinada. Una pequeña rueda loca.


Para Janzen, escribir bien significa que la Musa y el Escribano deben aprender a trabajar juntos. Cada uno tiene su momento de brillar. Lo difícil es ponerlos de acuerdo y que le permitirle al otro dar lo mejor de sí dependiendo del momento en el que se encuentre el escritor con su texto.


Por mi parte, el libro me ayudó a entender por qué a veces mis textos me cuestan tanto. Y es que, muchas veces, El Escribano que mora en el hemisferio izquierdo de mi cerebro, toma el control y somete a la Musa, como si fuese su hermano mayor. Pone fechas y establece estructuras, sin miramientos. Eso hace que la Musa entorne los ojos y despotrique de pura frustración. Entonces, ella se rebela con pataletas y suelta miles de líneas en un cuaderno que no llegan a ningun lado.


Por estos días, me estoy dedicando a que mi Musa y mi Escribano hagan las paces. Negociar con ambos es una labor de paciencia y práctica.


Seguiremos informando.


Y tú, ¿ eres más Musa o más Escribano?




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