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Erika P. Roostna

Lo que aprendí de mis Páginas Mañaneras

Una técnica extraordinaria para sacar toda esa maraña que llevas dentro de la mente.



Me topé con el concepto de Páginas Mañaneras (Morning Pages) a través de la escritora estadounidense Julia Cameron. Ella sostiene que escribir tres folios a mano alzada, sin pensar o editar, todos los santos días, tiene un sinnúmero de beneficios, no solo como como una herramienta de exploración, sino también como una forma de vaciar toda la basura que cargamos en la mente. Es un poco lo que llaman Escritura Salvaje. (Sonrío en secreto ante la oportunidad de esto último...)


Así que decidí darle un recreo a mi mente, cuya hiperactividad es la de un bebé de dos años. Después de ventinún días de escribir mis tres páginas diarias, como poseida por un espíritu ante una tabla de Ouija, puedo decir lo siguiente:


  • Descubrí que es importante hacerlo al despertarme, inclusive antes de cepillarme los dientes. De esa forma puedo evadir al crítico interior, porque el gran carajo, también se levanta temprano.

  • A veces escojo el tema que me este agobiando de antemano, y del que necesito claridad, y a veces, solo escribo lo primero que me venga a mente. Dejo que mi pluma se deslice sobre el papel sin pensar o editar. Tacho si es necesario, pero mantengo la mano en el movimiento.

  • Escribir de esa forma desatda es más dificil de lo que pensé, pero el tiempo y la práctica constante lo va facilitando. Como todo en la vida.

  • Cuando se me acaba la cuerda y no sé qué más escribir, escribo: "no sé qué más escribir, no sé qué más escribir, no sé qué más escribir" las veces que haga falta...y entonces sucede: algo más sale. Siempre.

  • La ortografía y la caligrafía no aplican en este submundo. De hecho, creo que las monjas de mi colegio se revolcarían al ver el tiempo que perdieron inculcándome el Método Palmer de Escritura. Pero, está bien...ya habrá tiempo de usar el material que he escrito para pulirlo y bonitearlo.

  • Como no tienes (ni debes) compartir con nadie, eres libre de escribir sin censura ni mesura. Así que, dale que no viene carro... solo así descubrirás lo que es esencial.

  • Cuando comencé esta práctica solo me quejaba en la página, del trabajo, de la pandemia, de la vida y de cualquier cosa, pero con el pasar de los días, afloraron pequeños cambios en mi lenguaje. Comenzaron a surgir más soluciones que problemas, más respuestas que preguntas, más compasián que lamentos. Una vez superada esa etapa, lo que viene es esa creatividad más suelta. Ahora veo posibilidades, promesas, acciones.



En fin, me encanta la práctica de las Páginas Mañaneras, pues creo que puedo ir más allá: usarla para desenterrar memorias, crear escenas, soñar personajes, escribir artículos, idear cursos. Las posibilidades no tienen límites.




¿Te animas a probarlas? Te invito a practicarlas por un par de semanas. Cuéntame cóme te va con ellas.


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